martes, 16 de septiembre de 2014

Las pastillas matan más que las drogas

Allen Frances reconoce que tiene algunos problemas. "Soy olvidadizo, despistado, a veces como compulsivamente...". Pero entre sus haberes está el entrenar cada día su mente y su cuerpo ("se me da genial el ejercicio físico"). Quizás por eso nunca ha necesitado medicación para esas alteraciones y también porque, como dice, tiene muy presente que están directamente relacionadas con la cotidianidad del ser humano.

Frances lleva décadas dedicado a su profesión: la Psiquiatría. Desde 1980 ha estado involucrado en la preparación del DSM, el manual estadounidense donde se recogen los diagnósticos de las enfermedades mentales. Colaboró en su tercera edición y dirigió la cuarta y, aunque en las últimas décadas ha ido marcando las pautas para psiquiatras de todo el mundo, fue la quinta edición -en la que él no estuvo presente- la más criticada y la que más controversia generó, ya que se quisieron categorizar como enfermedades problemas que para muchos expertos no eran una enfermedad real. Gracias al debate generado en torno a este manual, su desarrollo se modificó y eliminó los diagnósticos más controvertidos como la adicción al sexo. Sin embargo, algunas patologías recogidas en esta última versión siguen estando en el punto de mira de muchos especialistas que sostienen que sólo van a contribuir a psiquiatrizar más la sociedad.
Como explica a este periódico Frances, de visita en Madrid por la publicación en España de su libro ¿Somos todos enfermos mentales? Manifiesto contra los abusos de la Psiquiatría (Ariel), según el DSM V, "yo tendría un trastorno neurocognitivo menor, porque a medida que me voy haciendo mayor se me olvidan las caras, los nombres y dónde he aparcado el coche. Pero aun así, consigo funcionar. También tendría el síndrome de atracones, porque se me da fatal la dieta y como todo lo que veo. Cuando mi mujer murió, habría sufrido el síndrome del trastorno depresivo grave por la tristeza que sentí. Mis nietos padecerían un trastorno de desregulación del humor y déficit de atención. Y la lista podría seguir. Las definiciones de los diagnósticos eran ya de por sí demasiado amplias en el DSM IV y con el quinto se puede llegar a una vida cada vez más medicalizada, y eso incluye la receta médica de pastillas".
Este psiquiatra no sólo cuestiona la última edición del manual de Psiquiatría sino que también hace autocrítica con lo realizado en las que él participó. "En la cuarta edición hicimos un esfuerzo para ser conservadores y reducir la tendencia del hiperdiagnóstico. Rechazamos 92 de 94 sugerencias para nuevos diagnósticos. Pero las dos que incluimos, el síndrome de Asperger y el trastorno bipolar II (una forma más leve de este trastorno) resultaron en falsas epidemias y fueron los ejemplos más claros de un error. Lo que deberíamos haber hecho es, además de ser conservadores, luchar contra definiciones demasiado amplias. Empiezas pensando que vas a diagnosticar a un grupo de personas pero al poco tiempo estamos todos diagnosticados. En la propia tendencia del diagnóstico está la expansión y el medicar la vida diaria".
Ejemplos de este sobrediagnóstico hay muchos. En su libro, Frances menciona, entre otros datos, que la inclusión del síndrome de Asperger en el DSM IV derivó que en 20 años se haya multiplicado por 40 el número de diagnósticos en EEUU.
Detrás de ese abuso terapéutico hay varios factores, según este experto, entre los que destaca el lobby de las farmacéuticas. "La industria hace todo lo que puede para convencer a todo el mundo de que están enfermos y que necesitan fármacos. Gastan miles de millones de dólares en marketing de los medicamentos, publicidad que en EEUU también va dirigida a los pacientes. La intervención más poderosa para luchar contra el sobrediagnóstico y sobretratamiento sería parar en seco el marketing de las farmacéuticas. Eso es lo que funcionó para las grandes empresas de tabaco, que eran igualmente de poderosas hace 25 años".

Pacientes educados

Frances tampoco obvia la responsabilidad de la sociedad, pues considera que la información es un arma poderosa frente a la presión farmacéutica. "Necesitamos reeducar a los médicos y al público y decirles que la medicación genera daños, no sólo beneficios, de que no todo problema humano viene de un desequilibrio químico, que la tristeza no se debe tratar, que el diagnóstico psiquiátrico es difícil de hacer y que se tarda mucho tiempo para ello y, en muchas ocasiones, varias visitas con el paciente. Algunos de los problemas vienen de los propios ciudadanos que, de entrada, piden pastillas. La gente debe aprender que los fármacos pueden ser peligrosos para ellos y para sus hijos. Sólo en raras ocasiones tomarse un medicamento es la mejor solución. Ahora en EEUU los fármacos recetados matan más por sobredosis que las drogas de la calle. Se causan más muertes con las farmacéuticas que con los cárteles de la droga".
Igual de contundente se muestra otro médico, el internista danés Peter Gøtzsche, director del Nordic Cochrane Center -un centro dedicado a evaluar la evidencia científica de tratamientos médicos- y autor de un libro que se ha presentado esta semana en Madrid llamado Medicamentos que matan y crimen organizado. En este manual denuncia que el consumo de medicamentos prescritos es ya la tercera causa de muerte a nivel mundial después de las enfermedades cardiacas o el cáncer. No se informa de sus efectos y se magnifican sus beneficios. "Algunos medicamentos, como los antidepresivos, tienen una eficacia similar a la del placebo [sustancia inactiva]", señalaba en rueda de prensa.
Porque, como insiste Frances, "si la gente entendiera el efecto placebo tendría menos fe en las pastillas. La mayoría de las personas acuden al médico en el peor día de su vida. Cuando salen de allí con una pastilla van a mejorar pero, si la visita termina sin pastilla, también mejorarán, porque sus propios mecanismos de defensa les ayudarán a ello. La tasa de respuesta positiva ante el placebo es mayor del 50% y la de los fármacos es del 65%. Muy poca gente se beneficia del fármaco, pero todo el mundo que se lo toma sufrirá sus efectos secundarios. Las personas exageran el beneficio porque no piensan en el efecto placebo ni en los daños de los fármacos. Un público bien informado es lo mejor contra el sobrediagnóstico y el abuso terapéutico. Y la mejor manera de proteger a los niños".

Consumo español

Pero, ¿se puede trasladar a España la realidad de otros países como EEUU con un sistema sanitario tan radicalmente distinto al nuestro? Para Eduard Vieta, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona, la respuesta es claramente no. "El DSM es un catálogo de diagnósticos para ver qué entra o no en las aseguradoras de salud. Esto no tiene nada que ver con el sistema público que hay en nuestro país". No obstante, reconoce que en los últimos años han aumentado mucho las consultas por problemas relacionados con las emociones y la enfermedad mental. "Las personas piden ayuda a los profesionales y algunas veces es por una enfermedad y otras no. La única forma de atender a tanta gente es que la visita termine con una receta. Pero también pasa lo contrario: que una persona con un trastorno mental termine en otra especialidad y sin un diagnóstico correcto".
Vieta insiste en que ese incremento de consultas no se ha traducido en un aumento de fármacos. "Aquí se receta menos ahora. El consumo de psicofármacos en España está muy por debajo de la prevalencia de enfermedades mentales".
Algo con lo que no está de acuerdo Esperanza Dongil, profesora de la Universidad de Valencia y psicóloga experta en terapia de conducta, quien elaboró un informe en 2012 denominado El Consumo de Psicofármacos en España y en los Países de su Entorno en el que se evidenciaba, con datos de 2010, que el consumo de ansiolíticos, hipnóticos y antidepresivos estaba aumentando desde 2000. "No sé los datos que maneja el doctor Vieta pero según los estudios epidemiológicos que yo conozco, el incremento en el consumo de estos fármacos está demostrado. Y creo que este aumento se debe a la falta de formación y de tiempo de los médicos. Hay que tener en cuenta que un especialista de familia tiene unos tres minutos para solucionar un problema".
Esta demanda de fármacos también es constatada por datos de la OCDE correspondientes a 2010. Según éstos, España ocupa el segundo lugar en consumo de tranquilizantes. Así se ha puesto de manifiesto en el X Congreso Internacional de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, celebrado esta semana en Valencia. El presidente ejecutivo de este congreso y catedrático de Psicología en la Universidad Complutense, Antonio Cano, explica que el elevado consumo de medicamentos no se corresponde con el número de patologías. "No somos un país con más trastornos de ansiedad. Tendemos a psicopatologizar algunos problemas de la vida, por ejemplo, el duelo. La tristeza es normal tras perder a un ser querido. Ir al médico a sabiendas de que te va a dar una pastilla es patologizar un problema que no es una enfermedad. La Organización Mundial de la Salud dice que en los duelos no se deben dar psicofármacos. No lo dice por cuestión ideológica sino porque hay personas que se pueden enganchar para toda la vida".
Este empeño por evitar un tratamiento no es compartido por Vieta. "La gente que enferma por un duelo tiene que ser tratada. Hay que darles la oportunidad de que se traten, pero eso no significa que reciban necesariamente un fármaco. La psicoterapia también puede ayudar a mucha gente", dice.

Fármacos en Atención Primaria

Sin embargo, muchas personas no pasan más allá de la consulta del médico de Atención Primaria. Allí reciben un diagnóstico y de allí salen con una receta que, según Frances, en muchas ocasiones es errónea. Como ejemplo están las prescripciones de antidepresivos. Se dan para depresiones leves en las que no están indicados, señala Cano, porque en éstas lo que mejor funciona es la psicoterapia. El 70% de estos fármacos son recetados por el médico de cabecera en España y esta cifra llega al 80% en EEUU.
"Estoy de acuerdo en que el médico de cabecera no tiene los instrumentos necesarios para atender a una persona en tres o cuatro minutos más allá de darle una receta. En salud mental el tiempo es muy necesario. Lo ideal sería tener una red de atención para estos problemas que no se focalice en el medicamento. En España se podrían dar más plazas de PIR [Psicólogo Interno Residente] e introducir el psicólogo clínico en Atención Primaria. Actualmente, hay muy pocos", se queja Vieta.
En cambio, Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría -uno de los estamentos que ha organizado el Congreso Mundial de Psiquiatría 2014 que se inicia hoy en Madrid- considera que "el médico de familia está cualificado para determinadas cuestiones como el diagnóstico de una depresión leve o moderada y ésta puede tratarse en Atención Primaria. El culpable de la psicologización de la sociedad no es el médico de primaria sino la sociedad".
El aumento del consumo de ansiolíticos e hipnóticos que en España ha sido del 57,4% entre el año 2000 y 2012 o la multiplicación por cuatro en la prescripción de antidepresivos desde el inicio del milenio hasta 2011 es, para Gutiérrez, consecuencia del aumento de problemas emocionales o psiquiátricos derivados de la crisis económica, "sobre todo la ansiedad y la depresión, que están muy ligadas al aumento del paro, del fracaso escolar... Porque lo primero que hacen muchos ciudadanos ante problemas así es acudir al médico. Unas personas pueden afrontarlos por sí solas pero otras no, por eso se dice que unos se ahogan en un vaso de agua. Lo que hay que enseñar es que cada uno aproveche sus recursos personales para confrontar las situaciones negativas de la vida".
Para Gutiérrez es clave la prevención y la personalización de los tratamientos. "La medicina futura va hacia un modelo de personalización y eso se consigue si somos capaces de prevenir. Estamos avanzando mucho en medicina predictiva".
Conceptos que para Frances o Gøtzsche son erróneos. "No hay ninguna prueba biológica que se pueda hacer para diagnosticar un problema mental. No existe un límite trazado por una línea clara», afirma Frances. Frente a lo que Gutiérrez argumenta que, a pesar de no haber marcadores biológicos, sí existe la posibilidad de analizar los antecedentes familiares y personales o los comportamientos nocivos como el abuso de alcohol. "Todo ello nos conduce a establecer un riesgo. Lo que mejor predice el futuro es el pasado. No obstante, creo que en unos años tendremos marcadores biológicos como en otras especialidades". Algo que contradice Frances, quien afirma que, en otras especialidades, ya se está conociendo los errores por intentar detectar precozmente las enfermedades: "Se ha abusado mucho de pruebas innecesarias que llevan a procedimientos dolorosos o a un exceso de medicación, como ha ocurrido en el cáncer de próstata o en la hipertensión. Y de eso ya se están dando cuenta otros médicos".

Clientes perpetuos

La predicción de una enfermedad en la infancia es todavía más complicada. "Los niños son más difíciles de diagnosticar, se tarda muchísimo con ellos, porque cambian tanto en el tiempo... Puede que tengan un problema vinculado al desarrollo o con algo que esté pasando en su familia o en el colegio. Pero son los clientes ideales para las farmacéuticas porque si llegas a ellos los tienes para toda la vida".
Desde la inclusión del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en el DSM la incidencia de esta enfermedad se ha triplicado en EEUU. Como explica este psiquiatra en su libro, "gran parte del incremento de casos de TDAH es el resultado de falsos positivos en niños a los que les iría mucho mejor sin ser diagnosticados". E insiste a este periódico: "Nos estamos gastando en EEUU unos 10.000 millones de dólares al año en fármacos para el TDAH para tratar a muchos niños que realmente no tienen ese problema y que están teniendo dificultades por culpa de aulas caóticas. Al empequeñecerse los presupuestos para educación, se quitó de en medio en muchos colegios a los profesores de gimnasia. Es mejor gastarse el dinero en colegios que maldiagnosticar a los niños y tratarles con medicinas caras".
A pesar de algunos informes que señalan que la prescripción de fármacos para el TDAH se ha duplicado en los últimos años en nuestro país, Juan José Carballo, responsable de la Unidad de Psiquiatría Infantil y del Adolescente de la Fundación Jiménez Díaz en Madrid, sostiene que España "está lejos del sobrediagnóstico. Sí que puede ocurrir que los pacientes vayan a la consulta y que, como este trastorno está muy en la cabeza de los especialistas, se les diagnostique erróneamente. Pero el 10% de los niños y adolescentes que se estima que tiene síntomas con deterioro de su funcionamiento por una enfermedad mental no está llegando a las consultas. Es decir, muchos están aún sin tratar".
Tanto este especialista como el resto de los consultados sostienen que la sociedad tiende a responsabilizar a los médicos de sus males en lugar de ocuparse ellos mismos, de buscar el apoyo de los amigos o la familia. Algo muy valioso y que parece haber sido clave en que, a pesar de la crisis, en España no se hayan disparado los suicidios.
Fuente: El Mundo.es

martes, 5 de agosto de 2014

análisis sanguíneo podría predecir el riesgo de suicidio?

n sencillo análisis de sangre podría contener
pistas sobre si una persona está en riesgo de suicidio, sugiere un
estudio reciente.

Unos cambios químicos en un gen que tiene que
ver con la respuesta del cerebro a las hormonas del estrés podrían
ayudar a fomentar los pensamientos y las conductas suicidas, explicaron
los autores del estudio. Detectar esos cambios en una muestra de sangre
podría ayudar a alertar a los médicos sobre el riesgo de suicidio de un
paciente, apuntaron.

"El suicidio es un importante problema de
salud pública que se puede prevenir, pero nuestros esfuerzos de
prevención se han visto impedidos porque no contamos con una forma
consistente de predecir quién está en un mayor riesgo de suicidarse",
señaló en un comunicado de prensa de la Universidad Johns Hopkins el
investigador líder del estudio, Zachary Kaminsky, profesor asistente de
psiquiatría y ciencias conductuales en la Facultad de Medicina de la
universidad.

"Con una prueba como la nuestra, quizá podamos
controlar las tasas de suicidio al identificar a esas personas e
intervenir lo bastante pronto como para evitar la catástrofe", planteó.

En
el estudio, que fue financiado en parte por el Instituto Nacional de la
Salud Mental de EE. UU., los investigadores analizaron unas mutaciones
genéticas en un gen conocido como SKA2. Como explicaron los
investigadores, el gen SKA2 se expresa en una parte del cerebro que es
responsable de bloquear los pensamientos negativos y controlar la
conducta impulsiva. El gen también es esencial para mover unos
receptores de la hormona del estrés que suprimen la liberación del
cortisol, la "hormona del estrés", por todo el cerebro.

Si el
SKA2 cambia de alguna forma, esos receptores de la hormona del estrés no
pueden realizar su función, apuntó el equipo de Kaminsky. Estudios
anteriores han mostrado que la liberación del cortisol con frecuencia no
funciona de forma adecuada en las personas que piensan en suicidarse o
que lo intentan, explicaron los investigadores.

Tras comparar los
cerebros de los pacientes con enfermedad mental con los cerebros de
personas sanas, los investigadores hallaron que las que se suicidaron
tenían unos niveles de SKA2 significativamente más bajos.

Dentro
de esa mutación genética común, el estudio también reveló que algunos de
los pacientes tenían un cambio en el gen que alteraba la forma en que
funcionaba. El cambio conllevaba la adición de unas sustancias químicas
conocidas como grupos metilos al gen. Unos niveles más altos de esa
sustancia también se hallaron en los pacientes que se habían suicidado.
Los investigadores confirmaron este hallazgo con dos estudios cerebrales
adicionales.

También se analizaron tres conjuntos distintos de
muestras de sangre de 325 pacientes que participaron en el Estudio del
Centro de Investigación en Prevención Johns Hopkins. Los investigadores
hallaron unos cambios químicos similares en el SKA2 en las personas con
pensamientos o conductas suicidas.

Según sus hallazgos, los
investigadores pudieron diseñar un análisis sanguíneo para predecir
cuáles participantes tenían pensamientos suicidas o habían intentado
suicidarse, con una certidumbre del 80 por ciento. El análisis fue
incluso más preciso entre los que tenían unos pensamientos o unas
conductas suicidas más graves. En esos casos, el análisis pudo predecir
su riesgo con una certidumbre del 90 por ciento. En las personas más
jóvenes, el análisis sanguíneo identificó a los participantes que habían
intentado suicidarse en algún momento con una precisión del 96 por
ciento.

Dos expertos mostraron cierto optimismo ante los hallazgos.

El
Dr. Alan Manevitz, psiquiatra clínico del Hospital Lenox Hill en la
ciudad de Nueva York, aseguró que el estudio era "interesante y
promisorio" pero añadió que "se trata de un estudio muy preliminar que
se basa en una serie de muestras pequeñas, y se necesitan más estudios".

"Es
difícil creer que algo tan complejo como el suicidio se podría atribuir
a un solo gen como predictor del riesgo de intentos de suicidio",
comentó. "Aunque sea promisorio, cualquier hallazgo genético amerita
replicación con unas muestras sustancialmente más grandes de la
población, para descartar hallazgos espurios".

El Dr. Jeffrey
Borenstein, presidente de la Brain & Behavior Research Foundation en
la ciudad de Nueva York, anotó que "más personas mueren por el suicidio
que por homicidio. Una prueba que pueda identificar mejor a las
personas en riesgo de suicidarse tiene un potencial tremendo".

Considera
que "si este hallazgo se confirma, ayudaría a garantizar que las
personas que están en riesgo reciban el tratamiento que necesitan".

Un
análisis sanguíneo para predecir el riesgo de suicidio podría ser
particularmente beneficioso para su uso entre los militares, anotó el
equipo de Kaminsky, para vigilar de cerca a los que están en el mayor
riesgo cuando regresen del despliegue.

Los médicos de las salas
de emergencias también podrían usar la prueba como parte de su
evaluación del nivel de riesgo de suicidio de los pacientes, señaló el
equipo.

"Hallamos un gen que creemos que podría ser realmente
importante para identificar una gama de conductas, desde pensamientos
suicidas a los intentos de suicidio y a la consumación del suicidio, de
forma constante", anotó Kaminsky. "Debemos estudiar esto en una muestra
más grande, pero creemos que quizá seamos capaces de monitorizar la
sangre para identificar a los que están en riesgo de suicidio".



Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTE: Jeffrey Borenstein, M.D., president and CEO, Brain &
Behavior Research Foundation, New York City; Alan Manevitz, M.D.,
clinical psychiatrist, Lenox Hill Hospital, New York City; Johns Hopkins
University School of Medicine, news release, July 30, 2014

exposición prenatal al alcohol altera el desarrollo de la función cerebral

Ingerir alcohol durante el embarazo podría cambiar la forma en la que se desarrollan las señales cerebrales durante la infancia y la adolescencia, provocando así una persistencia de los trastornos del espectro alcohólico fetal.

Los niños con trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) muestran una activación del cerebro más débil durante las tareas cognitivas específicas que en sus homólogos no afectados, según un estudio realizado por Prapti Gautam y sus colaboradores del Instituto de Investigación Saban del Hospital infantil de Los Ángeles (Estados Unidos).
La investigación, publicada en Cerebral Cortex, indica la existencia de un posible mecanismo neural para los persistentes problemas de atención observados en individuos con TEAF. Los trastornos del espectro alcohólico fetal abarcan una amplia variedad de síntomas que están relacionados con la exposición de alcohol en el útero, entre las que se encuentra un deterioro cognitivo, déficits de atención y una anomalía en el sistema nerviosa central.
La infancia y la adolescencia, son las etapas donde más se desarrollan las funciones cerebrales responsable rendimiento de la memoria y la atención, por ello ese periodo resulta vital para el correcto desarrollo de las conexiones y redes neuronales. El estudio muestra que una exposición prenatal al alcohol puede alterar el desarrollo de estas funciones cerebrales. Los investigadores observaron a un grupo de niños con TEAF durante más de dos años y a otro grupo de niños que no padecían esa patología, se les realizaron resonancias magnéticas funcionales para observar la activación del cerebro a través de tareas mentales como la atención viso-espacial (cómo percibimos visualmente las relaciones espaciales entre objetos de entorno exterior) y el ejercicio de la memoria.
"Tras el estudio, se demostró que existen diferencias significativas en el desarrollo de la activación cerebral a lo largo del tiempo entre los dos grupos analizados, a pesar de que no diferían en el modo de ejecutar las tareas", ha explicado la principal autora del estudio, Elizabeth Sowell, directora del Laboratorio de Neuroimagen Cognitiva del Desarrollo del Instituto de Investigación Saban.
Finalmente, los resultados demostraron que una exposición prenatal al alcohol puede cambiar cómo se desarrollan las señales cerebrales durante la infancia y la adolescencia mucho tiempo después de que se produjeran los efectos dañinos de la exposición al alcohol en el útero. Un desarrollo atípico de la activación cerebral observada en niños con TEAF podría explicar la persistencia, a medida que crecen, de problemas en la función cognitiva y conductual detectada en este sector poblacional.
Fuente: DMedicina

Todo sobre erecciones matutinas

Suceden únicamente por la mañana?

No, se dan a lo largo de toda la noche, lo que ocurre es que la única
erección que cuenta con testigos a diario es la de la mañana. Pero el
fenómeno se produce durante el sueño, generalmente en relación con las
fases REM (sueño de movimientos oculares rápidos, por sus siglas en
inglés). De hecho, el fenómeno se conoce en la actualidad como
erecciones relacionadas con el sueño (sleep-related erections,
SRE), dado que el nombre técnico que se le dio en la década de
1960, tumescencia peneal nocturna, era algo rebuscado. En adultos, se
sabe que los niveles de testosterona también influyen en el fenómeno.


¿Le sucede a todos los hombres?

En efecto, salvo a aquellos con problemas de disfunción eréctil. Se
trata de un comportamiento completamente natural de un órgano sano, que
se manifiesta a lo largo de la vida de todos los hombres, con
variaciones en función de la edad. El pico de duración de este fenómeno
se da durante la pubertad: entre los 13 y los 15 años, los adolescentes
pasan con el pene en erección más del 30% del sueño. A partir de esa
edad, el duración del fenómeno remite hasta el 20% del sueño en hombres
sesagenarios. En algunos estudios se estableció que durante el sueño se
daban ciclos de unos 85 minutos de los cuales una media de 25 minutos
pertenecían al periodo de erección (la horquilla iría de los 15 a 40
minutos). Incluso los bebés manifiestan el fenómeno: durante estudios
realizados en la década de 1940, se observó a bebés sin pañales durante
el sueño para concluir que también vivían esas erecciones “que
frecuentemente despertaban al niño”.


¿Y a las mujeres?

Por razones obvias, el fenómeno de las erecciones nocturnas del
clítoris ha sido mucho más difícil de estudiar que el del pene. No
obstante, en las décadas de 1960 y 1970 se puso el foco en este asunto
hasta lograr identificar que las mujeres aumentaban el flujo sanguíneo hacia sus clítoris,
del mismo modo que sucede en los hombres para provocar su erección,
agrandando su tamaño y provocando lubricación vaginal durante la fase
REM del sueño. El proceso es, por tanto, muy similar al masculino.


¿Se produce a causa de sueños húmedos o por estar excitados previamente?

 

Platón mantenía que “en los hombres, la naturaleza de los órganos
genitales es desobediente y soberbia, como una criatura que es sorda a
la razón y que intenta dominar todo a causa de sus pasiones frenéticas”.
Pero no se trata, como se pensó durante mucho tiempo, de una rebelión
del cuerpo aprovechando que el cerebro no lleva las riendas. El primero
en dejar claro que estas erecciones no tienen nada que ver con sueños
eróticos fue el doctor Ismet Karacan, experto en trastornos del sueño,
en la década de 1960. Aunque los motivos y el mecanismo que lo detona se
desconocen en detalle, sabemos es que es un fenómeno espontáneo y que
se da con naturalidad en sujetos sanos. Por ejemplo, estas erecciones
nocturnas se ven negativamente afectadas cuando se producen cuadros
graves de fatiga, ansiedad o depresión. No obstante, sí tiene que ver
con nuestra capacidad de soñar: las mejores erecciones nocturnas las
tienen los sujetos que duermen bien y sueñan mucho, seguidos de quienes
duermen mal pero sueñan bien. Las peores erecciones nocturnas se
manifiestan en sujetos con mal dormir y sueños pobres.


¿Tiene relación con las ganas de orinar?

El psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing,
uno de los grandes pioneros del estudio de la sexualidad humana durante
el siglo XIX, estaba convencido de que las erecciones matutinas se
debían a una vejiga llena. Pero estaba equivocado. No obstante, la
conexión de la vejiga y de la erección con los nervios sacros puede
desencadenar en algún caso esa respuesta refleja. Es probable que, en
muchas ocasiones, un hombre se despierte con ganas de orinar y descubra
su erección, y que esto le lleve a deducir que se trata de causa y
efecto. Pero por esa regla de tres, muchos podrían pensar que las
erecciones se originan porque suena el despertador.


¿Y con las ganas de desfogarse?

Galeno, médico personal de Marco Aurelio, consideraba estas
erecciones un ejemplo de libro de que los sueños reflejan el estado
físico de una persona: “Los hombres llenos de esperma imaginarán que
están teniendo relaciones sexuales”, aseguraba. En su opinión, las
erecciones nocturnas eran consecuencia de la condición física del
hombre, del mismo modo que pensaba que la abstinencia sexual podía
causar locura. En realidad, solamente estaba dando palos de ciego.


¿Estas dudas pueden causar problemas morales?

Durante mucho tiempo, las noches fueron el campo de batalla en los
que los religiosos luchaban por mantener su pureza contra esa bestia
lujuriosa que hacía despertar a su pene contra su voluntad. Los monjes
cristianos culpaban a irresistibles demonios femeninos que les atacaban
aprovechando que eran vulnerables mientras dormían. Llegaban incluso a
atarse crucifijos a los genitales antes de ir a la cama para alejar a
estas demoníacas tentaciones. San Agustín quiso darle a los hombres un
respiro al asegurar que, en sueños, no eran responsables de sus actos
aunque debían sentirse mal por lo que les ocurría. Refiriéndose a las poluciones
nocturnas, dijo: “Si la emisión nocturna se origina en un sueño
erótico, esto no debe verse como algo pecaminoso dado que el dormido no
puede controlar las imágenes que aparecen en sus sueños”. Santo Tomás de
Aquino, también en referencia a las eyaculaciones, aseguró que “un
orgasmo nocturno no es un pecado, pero a veces es fruto de un pecado
previo”. Con la llegada de la estricta moralidad del siglo XIX, se
idearon corsés y artefactos para evitar estas erecciones o su potencial
disfrute.


¿Para qué sirven estas erecciones?

El psicoanalista Wilhelm Stekel identificó en 1920 que la erección
matutina, la última erección del sueño, es un fenómeno que se produce
naturalmente en hombres saludables desde la infancia hasta la vejez. Hoy
en día, la mayoría de los científicos supone que representan un
mecanismo destinado a proteger la integridad de los tejidos de los
cuerpos cavernosos del pene. Es decir, un ejercicio espontáneo en el que
son las arterias las que hinchan el pene con sangre rica en oxígeno
para revitalizar y regenerar sus tejidos. Además, sirven a los
especialistas para determinar si los casos de disfunción eréctil tienen
un origen fisiológico o psicológico.


¿Qué importancia le dieron en el pasado?

Dado que llegó a considerarse un pecado mortal casarse siendo incapaz
de consumar el matrimonio, entre el siglo XIV y hasta bien entrado el
XVII, en la Europa cristiana se realizaban pruebas periciales
que incluían la observación nocturna del esposo. En los casos en los que
un matrimonio sin consumar llegaba a los tribunales, el jurado podía
pasar la noche junto al hombre para observar si se daban erecciones
nocturnas, lo que probaría que podía copular con su mujer. También se
requería una demostración de rigidez, incluso de “elasticidad y
movilidad natural”, según recoge Pierre Darmon.
Este tipo de pruebas derivaron en auténticas sesiones de voyeurismo
auspiciadas por la jerarquía eclesiástica. “En ocasiones, el jurado
exigía tener una demostración de eyaculación”, recuerda el estudio de
Mels Van Driel en The Journal of Sexual Medicine. Con el
tiempo, los jurados no se conformaban con esto y las parejas se verían
en la obligación de mantener relaciones en su presencia.


¿Cómo se estudian estas erecciones?

En la actualidad se usan resonancias magnéticas para observar la
actividad del cerebro y aparatos para medir el calor y el flujo
sanguíneo en la zona genital sin necesidad de invadir la intimidad del
sujeto, pero esto no siempre fue así. A partir de 1955, se usaron donuts
de plástico rellenos de agua que, con el pene en el agujero, si ganaba
volumen desplazaba el agua elevando su nivel en un tubo que observaban
los investigadores. En el caso de las mujeres, en 1972 se usó un sistema
similar que consistía en un balón de aire conectado a una cámara de
presión que avisaba de contracciones musculares en la vagina. Por
supuesto, también se realizan observaciones directas en sujetos desnudos
y por medio de una discreta ventanilla del laboratorio.

REFERENCIA
'Sleep-Related Erections Throughout the Ages' doi: 10.1111/jsm.12557

original:
http://esmateria.com/2014/08/05/todo-lo-que-siempre-quiso-saber-sobre-erecciones-matutinas-pero-nunca-se-atrevio-preguntar/

viernes, 1 de agosto de 2014

Las heces de gato puede ayudar a curar el cáncer

Con el número de casos de cáncer al alza en todo el mundo, la búsqueda de una cura para esta enfermedad es una prioridad para muchos investigadores. Ahora, un equipo de científicos de la Geisel School of Medicine at Dartmouth-Hitchcock Medical Center (EEUU), ha descubierto que un parásito que se encuentra en las heces de los gatos podría servir para crear una vacuna contra el cáncer.

El insecto en cuestión es el Toxoplasma gondii, un protozoo parásito que suele vivir en los intestinos de animales de sangre caliente, sobre todo, en los de los gatos. Así, los expertos están convencidos de que la caca o heces de gato, podría ser la clave de una cura para el cáncer debido a que éste tiene propiedades anticancerígenas.
Cuando este parásito entra en el cuerpo humano, produce una respuesta de creación de las células que combaten eficazmente el cáncer; esto es, a pesar de que el cáncer fulmina el sistema inmunológico del paciente, el parásito puede ayudar a “encenderlo”, deteniendo así la progresión del cáncer. Debido a que el parásito puede causar la enfermedad de toxoplasmosis, no se han realizado pruebas directas en pacientes con cáncer (debido a su debilidad inmunológica), sino que para las pruebas con ratones crearon un parásito mutante llamado “cps”, que es incapaz de replicarse, para asegurarse de que funcionaba exclusivamente como vacuna, eliminando la posibilidad de que evolucione a toxoplasmosis y poner en peligro a los pacientes.
“Los cánceres agresivos parecen rápidos descarrilamientos de trenes en movimiento. Cps es microscópico, pero súper fuerte, el héroe que atrapa los trenes descarrilados, detiene su progresión y les encoge hasta que desaparezcan. Las células de caballo de Troya que albergan cps serán devueltas al paciente como una vacuna contra el cáncer para generar las respuestas inmunes ideales necesarias para erradicar sus células cancerosas y también para proporcionar inmunidad de por vida contra cualquier repetición futura del cáncer”, afirma David J. Bzik, coautor del estudio.
Fuente: Muy Interesante Salud

Descubren la causa detrás de la muerte de un tercio de los pacientes de cáncer

Un estudio publicado esta semana concluye que la caquexia, un síndrome que causa extrema delgadez y debilidad, es la auténtica causa de la muerte de un tercio de los pacientes de cáncer y no el avance del tumor en sí. Los autores afirman que si se inhibe la transformación de grasa ‘mala’ en ‘buena’ los síntomas de la caquexia mejoran, por lo que supondría una nueva vía terapéutica.

La mayor parte de quienes investigan el cáncer se concentran en la biología del tumor en sí. Pero Michele Petruzzelli, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), decidió poner el foco en el resto del organismo para buscar vías de ataque indirecto a la enfermedad.
Su trabajo sobre la respuesta del cuerpo al tumor, publicado ahora en Cell Metabolism, ha descubierto que la caquexia, la extrema delgadez y debilidad que afecta a enfermos en fases avanzadas de numerosas enfermedades, acaba siendo la auténtica causa de la muerte de un tercio de los enfermos de cáncer.
Además, su estudio revela que dicha delgadez se desencadena por un proceso hoy muy estudiado no para combatir el cáncer, sino la obesidad: la conversión del tejido graso blanco en marrón, la conocida como grasa parda.
"Es la primera vez que este fenómeno que podríamos llamar quemagrasa se asocia a un efecto negativo", explica Petruzzelli. "La transformación de grasa blanca en grasa marrón, que es ahora uno de los temas estrella de la investigación por sus potenciales efectos positivos contra la obesidad y la diabetes, tiene consecuencias muy perniciosos en el contexto del cáncer".
Los investigadores afirman además que si se logra reducir la transformación del tejido graso los síntomas de la caquexia mejoran, aunque no desaparezcan del todo. Lo demostraron bloqueando moléculas mediadoras de la inflamación –un proceso vinculado a la caquexia–, en concreto la citoquina IL6.
 "La inhibición del paso de grasa blanca a parda representa, por tanto, una vía prometedora para mejorar la caquexia en los pacientes de cáncer", escriben los autores en su trabajo.
El punto de partida de este trabajo, ha explicado Petruzzelli, fue seleccionar una docena de ratones modelo y estudiar qué transformaciones sucedían en sus cuerpos a medida que se desarrollaba el tumor.
Los investigadores observaron numerosos cambios en los órganos de los animales, que variaban en función del tipo de modelo y tumor. Sin embargo, el efecto de la transformación de grasa blanca en marrón se dio en todos ellos y muy pronto, antes de que se manifestaran los síntomas ya conocidos de la caquexia.

No es ‘autocanibalismo’

La caquexia asociada a cáncer se interpretaba hasta hace poco como una especie de autocanibalismo: el organismo se consume a sí mismo tratando de cubrir las necesidades energéticas del tumor en constante crecimiento. Pero hoy se sabe que pueden producir caquexia tumores de todos los tamaños, incluso muy pequeños, y en etapas muy tempranas del desarrollo tumoral, lo que no casa con la hipótesis. Los investigadores han visto que tampoco obedece a una mayor necesidad del organismo de generar calor.
Estos nuevos datos, y la constatación de que es la caquexia asociada al tumor –y no el tumor en sí– es lo que causa la muerte de un tercio de los pacientes de cáncer, ha impulsado el estudio de este síndrome en los últimos años. Ahora se sabe que está vinculado a la inflamación.
Los resultados indican que si se actúa bloqueando uno de los agentes que promueven esta inflamación, la citoquina IL6, se reduce sustancialmente el proceso de transformación de la grasa y, consecuentemente, la caquexia –aunque los investigadores resaltan que no se logra una curación: la IL6 es solo una de diversas citoquinas implicadas y bloquearla no es suficiente–.

Una vía a la prevención de la caquexia

Este resultado sugiere que los antiinflamatorios podrían ayudar a combatir la caquexia. Pero hay un problema: el desconocimiento sobre este síndrome es aún tal que, hoy por hoy, no es posible predecir qué enfermos de cáncer la desarrollarán.
Para los autores, el actual trabajo podría abrir una vía al descubrir procesos –la transformación de la grasa– muy iniciales en la caquexia. "Permite pensar en la posibilidad de identificar biomarcadores que nos ayuden a predecir qué pacientes van a desarrollar caquexia, de forma que podamos tratarles de forma preventiva", señala Petruzzelli.

Grasa ‘buena’ y ‘mala’

El trabajo relaciona dos procesos –la transformación de la grasa blanca en parda y la caquexia– que por motivos distintos han sido poco estudiados, pero que en los últimos años se han convertido en grandes temas de la investigación en todo el mundo.
La importancia del proceso de transformación de la grasa blanca en marrón en humanos se descubrió hace apenas dos años. La mayor parte de la grasa en un humano adulto es blanca (tejido adiposo blanco), y se sabe que su principal función –no la única– es almacenar energía (en forma de ‘michelines’).
La grasa marrón, en cambio, se quema para producir calor; la grasa de los bebés y de los animales que hibernan es así. En el contexto de la actual epidemia de obesidad, la grasa blanca ha sido apodada como mala, mientras que la marrón es la buena.
El descubrimiento de que los humanos adultos pueden convertir la grasa blanca/mala en marrón/buena mediante el ejercicio o la exposición a bajas temperaturas ha abierto una nueva vía de ataque a la obesidad, y de hecho ya está en marcha la búsqueda activa de herramientas farmacológicas para inducir la transformación.
El nuevo trabajo no valora la bondad o maldad de cada tipo de grasa, pero pone de relieve un proceso que, potenciado, podría combatir la obesidad pero que en enfermos de cáncer debe ser combatido.
Fuente: SINC

Los niños rechazan la comida 'saludable'

¿Quiere que los niños pequeños adopten una dieta más saludable?. No les diga que algo que es saludable es bueno para ellos. Hacerlo en realidad les hará pensar que no tendrá un buen sabor, sugiere un estudio reciente.

"Los padres y los cuidadores que luchan por lograr que los niños coman una dieta más saludable podrían tener mejor suerte simplemente sirviendo la comida sin decir nada al respecto, o (si es creíble) enfatizando lo sabrosa que en realidad es la comida", aconsejaron los autores del estudio, Michael Maimaran, de la Facultad de Administración Kellogg de la Universidad de Northwestern y Ayelet Fishbach, de la Facultad de Negocios Booth de la Universidad de Chicago.
Los hallazgos aparecen en la edición de octubre de la revista Journal of Consumer Research.
Los investigadores iniciaron el estudio para evaluar su predicción de que "cuando se presenta la comida a los niños y se les dice que es para que sean más fuertes o como una herramienta para alcanzar una meta como aprender a leer o contar, concluyen que la comida no es tan sabrosa y por tanto consumen una cantidad más baja", señalaron en un comunicado de prensa de la revista.
En cinco experimentos, los investigadores se enfocaron en niños de 3 a 5 años de edad. En cada uno, los niños vieron un libro ilustrado que presentaba a una niña que comía galletas saladas o zanahorias. Cuando luego se les ofreció la misma comida, los niños del estudio eran menos propensos a comer una de ellas si el libro de cuentos la presentaba como que era buena para su salud o útil en el proceso de aprendizaje.
Los autores del estudio sugieren que los expertos en mercadeo podrían llegar con más facilidad a los padres y a los niños si enfatizan menos el valor sanitario de los alimentos y se enfocan más en la experiencia positiva de consumir el alimento.
Fuente: MedlinePlus News