martes, 31 de julio de 2012

El asma es la afección crónica más común entre los atletas olímpicos

El hecho de que la aparición de esta enfermedad sea relativamente tardía en muchos atletas sugiere, según un estudio que recoge datos de 2002-2010, que los años de entrenamiento intensivo pueden ser una de sus causas.

Una investigación australiana a partir de datos de los tres últimos juegos olímpicos ha puesto de manifiesto que el asma y la hiperactividad de las vías respiratorias son las dolencias crónicas más padecidas por los deportistas olímpicos, con una prevalencia de alrededor del 8%.

El hecho de que la aparición de esta enfermedad sea relativamente tardía en muchos atletas sugiere, según este estudio, que los años de entrenamiento intensivo pueden ser una de sus causas.

“Inspirar el aire contaminado o frío podría ser la explicación en algunos deportes, pero no en todos”, explica Kenneth D. Fitch, investigador de la Universidad del Oeste de Australia y autor único de este estudio.

El científico identificó a los atletas con asma y AHR a partir de los datos que indicaban quiénes, durante los últimos tres juegos olímpicos, habían tomado –de 2002 a 2010– beta-2 agonistas inhalados (IBA, por sus siglas en inglés), un fármaco usado frecuentemente por atletas de élite como terapia antiasmática.

Los resultados, publicados en el British Journal of Sports Medicine, revelan una prevalencia de alrededor del 8%, lo que sitúa a estas dos afecciones crónicas como las más comunes entre los atletas.

De hecho, y debido a un incremento significativo en el número de deportistas olímpicos que notificaron el uso de IBA entre 1996 y 2000, el Comité Internacional Olímpico ordenó en 2001 que quienes lo consumieran deberían demostrar que padecen estas afecciones.

Respec to a las causas, Fitch señala que “la calidad del aire inspirado puede ser nociva para las vías respiratorias, pero no afecta de la misma manera en todos los deportes". Por ejemplo, en los juegos olímpicos de verano, la prevalencia de asma y AHR es mucho mayor en los que practican deportes de resistencia.



British Journal of Sports Medicine (2012); doi:10.1136/bjsports-2011-090814

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