viernes, 2 de noviembre de 2012

El consumo regular de kiwis ayuda a mantener activo el sistema inmunológico y supone una ayuda eficaz para combatir el estreñimiento. La variedad amarilla o «gold» posee más calorías, pero contiene más ácido fólico, vitamina E y sabor dulce que el verde La llegada del otoño y la consiguiente bajada de temperaturas supone un ataque directo a la salud en forma de resfriados y gripes. Por ello, mantener activo el sistema inmunológico es la mejor garantía para enfrentarse a cualquier tipo de infección y, en este sentido, los cítricos se convierten en el mejor aliado. Frente a la clásica naranja, el pomelo o el limón, el kiwi puede satisfacer las demandas de vitamina C que el cuerpo necesita. «Aporta casi el doble de vitamina C que una naranja y el triple que un limón, vitamina E que actúa como un potente antioxidante, ácido fólico aconsejable en embarazo y en periodos de anemia. Además, contiene un alto porcentaje de fibra, entre uno y dos gramos, tanto soluble como insoluble, y una enzima, la actinidina, que va a favorecer la digestión de las proteínas y a facilitar el tránsito intestinal, lo que va a prevenir el estreñimiento», recuerda la doctora y especialista en Nutrición María Teresa Barahona. Resguardo Tomar un kiwi a diario ayuda, según el doctor Vicente Orós Espinosa, miembro del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), «a proteger los epitelios de las vías respiratorias frente a las inclemencias del tiempo y los ataques de virus propios de las estaciones frías». A la hora de consumir esta fruta, la variedad verde es la más popular en los supermercados, pero también hay otras como el amarillo o «gold», que cuenta con propiedades desconocidas para el consumidor. «El amarillo tiene más calorías: 72 por cada cien gramos frente a las 55 del verde, y es más rico en ácido fólico y vitamina E», explica Barahona. En la misma línea se sitúa Concepción Maximiano Alonso, vocal de la Asociación de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (Addinma), quien añade que «el amarillo, además, tiene más poder antioxidante que el verde». Mejora cardiovascular Precisamente, según un estudio realizado por el Hospital Universitario de Oslo (Noruega) a principios de este año y publicado en la revista «Journal of Human Hypertension», el consumo habitual de kiwis, hasta tres al día, podría reducir la tensión arterial y, por tanto, beneficiar al sistema cardiovascular. En concreto, de los dos grupos en los que se dividió a los participantes –uno de los grupos tomaron tres kiwis al día y el otro una dieta rica en antioxidantes–, los que consumieron kiwi redujeron hasta 10 mm/Hg (milímetros de mercurio) la presión sistólica y 9 mm/Hg la diastólica. El kiwi es una de las pocas frutas por no decir la única que mantiene, a diferencia de otras, el color verde incluso estando madura. Para Manuel Moñino, secretario del comité científico de la Asociación para la Promoción del Consumo de Frutas y Hortalizas «5 al día», «a parte de sus características sensoriales diferenciadas, en el verde destaca su aporte de un tipo de fitoquímicos de la familia de los carotenoides como luteína –compuesto bioactivo que tiene una acción antioxidante y que está relacionado con la salud ocular– y clorofila, que da el color verde característico de esta fruta, mientras que en el amarillo predomina otra variedad de carotenoide que confiere el color dorado». Hay que tener en cuenta que el consumo de kiwi puede tener sus limitaciones. «Es una fruta potencialmente alergénica, por lo que su consumo debería estar limitado o evitarlo en personas con otras alergias o niños», advierte Barahona. Asimismo, no hay que olvidar que «por su contenido en potasio se recomienda no incluirlo en la dieta de personas con insuficiencia renal o aquellas que deban prescindir de dicho mineral», concluye Maximiano. LaRazon.es

Un análisis simple de sangre puede indicar si una mujer tiene riesgo de desarrollar cáncer de mama incluso dos décadas antes del desarrollo de la enfermedad, dicen científicos.

El avance fue llevado a cabo después de que los científicos del Hospital Brigham y de Mujeres en Boston y la Escuela Médica de Harvard, Estados Unidos, se dieron cuenta de que las mujeres postmenopáusicas con altos niveles de ciertas hormonas tenían dos veces más riesgo de desarrollar la enfermedad.

Y estos niveles hormonales, dicen, pueden detectarse hasta 20 años antes de que surjan los síntomas.

Las mujeres que están en riesgo son las que tienen niveles altos de estradiol, una hormona sexual femenina, de testosterona y una hormona secretada por las glándulas suprarenales, la dehidroepiandrosterona (DHEA).

La nueva prueba, expresan los investigadores, podrá usarse junto con otros factores de riesgo, como el historial familiar, para que estas mujeres tengan mejores probabilidades de recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados para detectar la enfermedad en sus etapas más prematuras.

El doctor Xuehong Zhang y su equipo analizaron los datos clínicos de casi 800 mujeres que habían sido diagnosticadas con cáncer de mama entre 1989 y 2002.

Las mujeres estaban participando en el Estudio de Salud de Enfermeras, un sondeo nacional de salud de la mujer que se lleva a cabo en el hospital desde hace varias décadas.

Todas habían pasado ya la menopausia cuando el estudio comenzó en 1989 y ninguna había recibido terapia hormonal.

Identificación de tumor

"Estamos ahora evaluando si el análisis de nivel hormonal junto con los actuales modelos de predicción pueden mejorar sustancialmente nuestra capacidad para identificar a las mujeres de alto riesgo "
Dr. Xuehong Zhang

 

Los investigadores sometieron a las participantes a dos pruebas de sangre hormonales: una al inicio del estudio y otra al final, dos décadas después.

También llevaron a cabo análisis de sangre en otras 1.600 mujeres del mismo estudio que no habían desarrollado cáncer de mama.

Posteriormente compararon los resultados de ambos grupos de participantes.

"Encontramos que un solo nivel hormonal estaba asociado al riesgo de cáncer de mama durante entre 16 y 20 años entre las mujeres postmenopáusicas que no usaban hormonas postmenopáusicas", afirma el doctor Zhang.

Los resultados mostraron que las mujeres con los niveles más altos de las tres hormonas: estradiol, testosterona y DHEAS, tuvieron entre 50 y 107% más probabilidades de desarrollar cáncer de mama que aquellas con los niveles más bajos.

También se vio que las mujeres con los niveles hormonales más altos desarrollaron la forma más agresiva de la enfermedad, con recurrencia o muerte.

Y al investigar si estos niveles altos de hormonas estaban vinculados a formas específicas de cáncer de mama, encontraron que sí.

"Alto riesgo"

Los niveles altos de estradiol incrementaban el riesgo de una mujer de desarrollar el llamado cáncer de mama con receptor hormonal positivo, específicamente de tumores con receptor de estrógeno positivo (ER+) y con receptor de progesterona positivo (PR+).

Según el doctor Zhang este hallazgo es importante porque se puede identificar el tratamiento correcto para cada paciente.

"Nosotros y otros investigadores estamos ahora evaluando si el análisis de nivel hormonal junto con los actuales modelos de predicción pueden mejorar sustancialmente nuestra capacidad para identificar a las mujeres de alto riesgo que podrían beneficiarse de más escrutinios o de terapias de prevención".

"Si es así, esto sugiere que los niveles de hormonas deberán medirse en la clínica más de una vez cada 10 o quizás 20 años", agrega.

Los detalles de la investigación serán presentados durante la Conferencia Internacional de la Asociación Estadounidense para la Investigación de Cáncer (AACR) que se celebrará en Washington.

Recientemente científicos británicos anunciaron que desarrollaron una prueba de sangre que puede detectar un tumor de mama de forma más precisa que una mamografía.

Se informó que el análisis puede identificar marcadores en el ADN que indican la presencia de cáncer de mama.

Los investigadores de la Universidad de Leicester, el Imperial College de Londres y la organización Cancer Research Uk, comenzaron un ensayo clínico en un hospital de Londres para confirmar su efectividad.

BBCMundo

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