domingo, 26 de junio de 2011

Bromas crueles en la red

Tres años atrás, un estudio dictaminó que el recreo era uno de los principales escenarios de acoso entre niños. Hoy, el fenómeno se extiende a Internet. Humillación es común denominador.


En un colegio privado de Montevideo, chicos de 10 años crearon un grupo contra un compañero. Las autoridades del instituto actuaron para revertir la situación.

GABRIELA VAZ

Caso A: en un colegio privado de la costa montevideana, niños de 5to año de Primaria crearon un grupo en Facebook llamado Todos contra... con el objetivo único de burlarse de un compañerito y exponer soezmente los motivos por los que consideraban que el chico -de 10 años, al igual que el resto- debía abandonar el instituto.

Caso B: en otro colegio, también privado pero a nivel de Secundaria, un grupo de varones de 13 años idearon una aplicación en Facebook para comparar el atractivo de las chicas de su generación. El mecanismo: colocan dos fotos de cada una con la palabra "versus" en medio y luego votan a la "mejor".

Caso C: en Argentina, salió a la luz una situación generada en una escuela de Villa Urquiza, donde alumnos de 11 años crearon, en la misma red social, un grupo titulado Tres razones para odiar a Romina Perrone. La madre de la niña aludida denunció el hecho cuando supo por una psicóloga que el ciber-bullying es uno de los mayores motivos de suicidio entre púberes y adolescentes.

El abecedario no alcanza. En Estados Unidos ya se han conocido públicamente demasiados casos con final trágico: chicos que se quitaron la vida ante la humillación y agresiones sufridas por sus compañeros mediante la red social más popular del planeta.

Uruguay no es ajeno al fenómeno, y aunque las situaciones autóctonas descritas se han dado en institutos privados, lo cierto es que esto no se circunscribe según parámetros socioeconómicos. Para empezar porque el bullying -término inglés que se utiliza para describir el acoso escolar- precede por mucho a las palabras que se inventaron para referirlo: es decir, existe "desde siempre", al decir de los expertos en el tema, que también enfatizan que es frecuente y hasta esperable en ciertas etapas. Pero no por eso inocuo.

Aquí se han realizado estudios al respecto, el más reciente publicado en 2010 por Fernanda Lorenzo (médica), Laura Dovat (psicóloga) y Fernando Salas (politólogo y sociólogo), quienes investigaron la dinámica del bullying en un liceo público del oeste montevideano. Ahora, el mismo equipo y más integrantes de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Montevideo están terminando otro estudio, esta vez centrado en el ciber-bullying (léase, el acoso escolar canalizado por medios digitales). La investigación, que está finalizado su fase empírica, está focalizada en ciclos básicos de liceos privados de La Unión, Prado y Carrasco, entre otros. "Queríamos hacer el ámbito privado para ver las diferencias con el público. Tradicionalmente no se asocia (la práctica de acoso con institutos de clases altas) pero nos consta que hay una incidencia importante. Los directores de estas instituciones están muy entusiasmados de participar y de que les entreguemos una devolución particular para poder solucionar problemas que tienen actualmente", cuenta Salas.

La inclusión de herramientas digitales en los estudios sobre dinámicas de acoso es prioritaria porque cada vez se observan más. No obstante, ninguno de los consultados endilga a las redes sociales -particularmente Facebook- la responsabilidad de incitar estas conductas. En todo caso, hay un cambio de escenario, señala Guillermo Pérez Algorta, doctor en Psicología del Centro Clínico del Sur y quien formó parte del equipo que en 2008 realizó la investigación Hostigamiento escolar en el Uruguay, realizada entre 357 estudiantes de 10 a 18 años en cuatro colegios privados de Montevideo. En aquella instancia, el estudio identificó al recreo como el ámbito donde más se daban episodios de acoso. Hoy hay una cierta modificación de esa realidad. "Los escenarios virtuales ofrecen una interacción nueva. Antes era el patio de la escuela, ahora eso se extiende al escenario virtual", reconoce Pérez Algorta.

Por su parte Roberto Balaguer, psicólogo especializado en nuevas tecnologías y con mucha experiencia de trabajo en escuelas y liceos, opina que el uso de Facebook no promueve pero sí facilita el acoso. "Hay determinadas herramientas que hacen más sencillo participar: uno puede comentar y parece una cosa muy inocua porque no está el otro (el agredido), no está la mirada y la reacción; se despersonaliza y es más sencillo caerle por Internet. En ese sentido facilita, sumado a que muchas veces la creación de grupos se escuda en el anonimato. Eso ayuda a decir cosas que en otro contexto sea más complejo".

Pero al mismo tiempo, razona Balaguer, la red social deja al descubierto estas prácticas. "Se vuelve pública una situación que antes estaba pero que nadie sabía. Lo sabía el grupo pero no los adultos. Y si bien generás una humillación más grande, porque todos se enteran, esto permite que a veces todo se solucione más rápido. En Internet es más fácil identificar al responsable porque el anonimato es virtual y al poco tiempo uno puede averiguar de dónde viene", apunta, comentando que ha llegado a atestiguar en denuncias penales por conflictos de este tipo entre adolescentes.

abusivos y abusados. De la práctica del bullying en sí ya se ha hablado mucho. Hollywood ha exprimido el tema hasta el cansancio en sus películas teen con el clásico duelo populares-nerds empapado de burlas, apodos agresivos, violencia física o bromas de mal gusto. Hasta Los Simpson tienen a su "abusón" en staff permanente: Nelson, un niño tonto cuya mayor ocupación es martirizar a los demás.

En el estudio de Lorenzo, Dovat y Salas publicado el año pasado, el 50% de los adolescentes consultados que admitieron agredir a otros compañeros dijeron no tener ningún motivo para elegir a sus víctimas, 32% aseguraron actuar en represalia, 13% porque los agredidos les caen mal, 4% porque los consideran muy estudiosos y 1% porque sus víctimas tienen un defecto físico. Además, quedó constancia que el 78% de los adolescentes presenció hechos de acoso, pero solo el 27% intervino para defender.

Si el fenómeno se traslada a Facebook algo queda claro: aunque el escenario cambia, los actores no. Hostigador, hostigado y testigos siguen allí. En todo caso, los testigos se multiplican, pero siguen siendo minoría los que salen a defender al abusado, aunque son parte vital de la situación. "El hostigador también necesita de la mirada del espectador pasivo para llevar a cabo su acción violenta", señala Pérez Algorta.

qué hacer. En el colegio montevideano del caso A, las autoridades tomaron cartas en el asunto. La madre de una compañera de generación del niño acosado cuenta que la llamaron a una reunión de padres por esta situación. "Yo tengo dos versiones: que el colegio lo encaró perfectamente de primera, y que tardó hasta que amenazaron con llevarlos a juicio. Sé que finalmente actuó una psicóloga", relata, y cuenta que ella se enteró de la situación por esa vía, ya que su hija de 10 años no le había mencionado el tema. Eso sí, aclara que la niña no tiene Facebook, pues no se lo permiten.

La actitud de los padres es clave en estos escenarios. No sólo de los principales protagonistas -hostigador y hostigado- sino también de los chicos que actúan como testigos, en general pasivos, de estas situaciones. Pérez Algorta entiende que "el grado de interacción que tienen los adultos en el espacio virtual es mucho menor al que tienen en el escenario real. Es un desafío: los adultos necesitan monitorear, lo que no significa vigilar o invadir lo que su hijo menor de edad está escribiendo en la página. Es un tema de responsabilidad legal. Está la necesidad de educar en el uso de Facebook. Existe el mito de que los gurises `nacen sabiendo` manejar la computadora. Y es verdad que conocen las herramientas, pero eso no significa que conozcan los protocolos de seguridad que tienen, cómo pueden preservar contenidos de su intimidad, cómo preservarse de que personas ajenas accedan a sus contenidos. No hay una instrucción en ese aspecto".

Balaguer coincide: "En algunos lugares se está empezando a trabajar la educación en las redes. Para la mayoría de los jóvenes es un territorio fuera de la ley. No está clara la delimitación de cuándo corresponde actuar. Hay que empezar a educar para el manejo de las redes, de lo que uno hace con los otros. Me consta que en los últimos dos años hay una preocupación por esto".

Pero en este terreno, apunta Pérez Algorta, "los llamados a actuar, más que los docentes, son los padres. Es algo que se da en un ámbito externo a la institución educativa, es como si sucediera en el barrio, por eso los padres son quienes tienen la responsabilidad. Los padres, que son quienes facilitan el acceso a Internet".

En el "colegio A", la situación descrita fue vivida "como un tema", cuenta la madre consultada. "La psicóloga trabajó para que se pusieran en el lugar del niño (hostigado) y todos lloraron. Analizaron qué responsabilidad tenían, por hacer o por no hacer nada. Lo vivieron, se angustiaron, entendieron. Y eso mejoró pila. Me parece que ellos no se dan cuenta que provocan un daño psicológico importante. Por ejemplo mi hija, no participaba directamente de eso pero tampoco quería estar con él, y a partir del trato con la psicóloga y de lo que hablaron en la clase, empezó a cambiar la visión con respecto al niño, de ponerse en el lugar y darse cuenta que él estaba sufriendo".
Facebook toma medidas "antibullying"

Para abrir una cuenta en Facebook, hay que ser mayor de 13 años. Así lo dictaminan las reglas de la red social, que para registrarse solicita al usuario que indique su fecha de nacimiento. Pero, se sabe, es fácil mentir en Internet.

De los 20 millones de usuarios de Facebook en Estados Unidos, 7,5 millones tienen menos de 13 años. Y de estos, un millón han sido intimidados, hostigados o amenazados a través de esta red social, reveló un estudio publicado en mayo. El año pasado, más de 5 millones de usuarios de Facebook tenían 10 años o menos. En general, fueron autorizados a usar la red social sin haber sido vigilados por sus padres, según el estudio del grupo de defensa de consumidores Consumer Reports. Las amenazas a las que se exponen estos niños van desde deseos malintencionados hasta acoso sexual, expresa el informe, que además concluye que los padres de los chicos de 10 años o menos "parecen desentenderse bastante" del uso que sus hijos le dan a la red social.

No obstante, atendiendo a este público en primera instancia indeseado y a las situaciones de acoso que pueden darse para con (y entre) ellos, este año la empresa de Mark Zuckerberg añadió una herramienta de alerta. Los usuarios de Facebook que se sientan sometidos a agresiones -bullying incluido- podrán avisar no sólo a los moderadores de la red social, sino también a sus amigos de confianza. El servicio permite indicar qué contactos se consideran los apropiados para dar aviso en caso de sentirse agredidos. Estos amigos, que jugarán un papel de intermediario con aquellos que incomodan al usuario, pueden estar o no dentro de Facebook. Es decir que se les podrá avisar a través de un botón para ello o enviando un correo.

Esta medida llega poco después de que la Casa Blanca iniciase una campaña para concienciar sobre la importancia que tiene en las escuelas este tipo de abuso. De hecho, los cambios, que se irán añadiendo poco a poco en los perfiles de usuario, se han mostrado durante una conferencia "antibullying" promovida por Barack y Michelle Obama.

Facebook indica que esta nueva función quiere promover una cultura de diálogo y respeto dentro del servicio. Al mismo tiempo, pretenden demostrar que los comportamientos abusivos tienen consecuencias en el mundo real.
Mitos del bullying
Ideas erróneas que se manejan sobre el hostigamiento escolar

Sucede desde siempre y no puede cambiarse. Es cierto que ha existido siempre. Hoy está más "estimulado" por los medios de comunicación, pero se puede intervenir. Decir que nada se puede hacer tiende a privilegiar este tipo de cultura.

No da para preocuparse demasiado. Existen tristes historias, repetidas en varios países, de jóvenes que han perdido su vida por causa directa o indirecta del hostigamiento.

Los que participan son los típicos "alumnos problemáticos". No precisamente, la mayoría de las veces las víctimas del hostigamiento son tranquilos, con buen nivel académico.

"Por algo será". No siempre existe una "provocación" que incite al hostigador, en ocasiones la agresión ocurre a iniciativa del agresor y sus "secuaces".

No es importante. Todos pasamos por eso. No es menor, puede tener el efecto "bola de nieve", que la situación se torne cada vez más delicada y termine con consecuencias graves. Y no todos pasamos por eso.

Es normal. Solo son bromas. De ninguna forma es una situación normal, puede afectar seriamente la vida de quienes participan en esta dinámica. Para quien es hostigado seguramente no es ninguna broma.

Si el grupo es unido, esto no pasa. La unión no ofrece certezas de que el hostigamiento no ocurra, puede que estén unidos en una "cultura del silencio", constituyéndose de ese modo en verdaderos "cómplices".

Es un problema que debe resolver la familia. Si bien la participación de la familia es importante, no es suficiente. Las situaciones de hostigamiento se dan sobre todo en el centro educativo por lo que sus actores no deben estar ajenos a la problemática. Las soluciones llegan a partir de acuerdos entre todos los involucrados.

Fuente: www.espaciotodobien.com
Las cifras

10% Se estima que entre 10 y 15% de los escolares participan en situaciones de hostigamiento, según cifras internacionales.

65% Estudiantes involucrados en dinámicas de bullying en un liceo del oeste de Montevideo, según un estudio publicado en 2010.

50% De los agresores refirieron no tener un motivo para elegir a sus víctimas y 32% dijeron actuar por represalias, en el mismo estudio.
El acosador tiene más que perder

La víctima se lleva la compasión, las miradas, la atención. El victimario, las reprimendas y la desaprobación. Sin embargo, aclaran los expertos, los dos necesitan ayuda. "Uno piensa que la persona más comprometida en esta dinámica, en cuanto a su desarrollo, es el chico hostigado. La realidad es que es todo lo contrario. Los estudios que se han hecho demuestran que es el hostigador quien tiene mayor riesgo de tener problemas", enfatiza el psicólogo Guillermo Pérez Algorta, quien ha investigado al respecto en instituciones educativas uruguayas.

Entre tanto, al tiempo que también recalca que "hay que intervenir con los dos polos de la cuestión", su colega Roberto Balaguer no deja a un lado a los demás actores. "Las reacciones del grupo frente a los acosos o las burlas son muy importantes para alentar o desalentar. Por eso muchas veces se trabaja con los grupos, porque ellos saben cómo es, que no es agradable, y cuando toman conciencia prefieren que (el acoso) se sitúe en uno para evitar que les pase a ellos. Trabajar en los roles es una forma de frenar y de volver más saludable el ambiente. Y generalmente, tanto la víctima como el victimario necesitan ayuda; eso es casi una ley".

Pérez Algorta también destaca el papel de la familia. "Muchos (hostigadores) provienen de familias con modelos que favorecen este tipo de acción, donde se la ve como una herramienta valiosa para resolver problemas en la vida. A veces cuando uno va a dialogar con esos papás se encuentra con el mismo tipo de problemática".

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