domingo, 26 de junio de 2011

E. coli: las dificultades para rastrear una bacteria asesina

No fueron los pepinos españoles y tampoco, al parecer, las
semillas germinadas. Y dos semanas después de que surgiera
el brote de una cepa letal de E. coli, las autoridades alemanas
continúan sin saber dónde está la fuente de la infección.
Esto ha puesto de manifiesto las complejidades que se
enfrentan para rastrear a un patógeno a través de la cadena
alimentaria.
Desde el principio, el dedo acusador ha apuntado a vegetales
que se consumen crudos, como pepino, tomate y lechuga,
pero hasta ahora ha sido imposible confirmar cómo y dónde
comenzó la infección que ha matado a 22 personas y
contagiado a más de 2.000 en Europa.
Lo que las autoridades saben hasta ahora es que se trata de
un microorganismo que nunca antes había sido identificado,
una combinación de dos cepas que ha resultado ser altamente
virulenta.
Historial de alimentos
"En un brote como éste, en el que se han visto eventos de
infección en distintos lugares, es sumamente difícil localizar
la fuente" explica a la BBC el profesor John Coia,
microbiólogo clínico de la Universidad de Glasgow y
exdirector del Laboratorio Escocés de Referencia de E. coli.
"Porque esto significa que el alimento potencialmente
responsable ha estado distribuido en un área geográfica
amplia y es necesario analizar el historial de toda una gama
de alimentos".
"Y estamos hablando de un período de incubación de hasta
dos semanas" explica el experto.
En efecto, desde el momento en que una persona consume
un alimento contaminado hasta que comienza a presentar los
síntomas de infección, principalmente diarrea, suelen pasar
siete días.
Si la infección es leve o moderada la diarrea puede
desaparecer en siete días. Pero si se presentan
complicaciones puede pasar otra semana más para que la
persona sea internada en una clínica.
Es decir, cuando las autoridades se dieron cuenta de que
había una infección seria en la comunidad habían pasado ya
entre tres y cuatro semanas.
Para entonces, no todos los pacientes internados en el
hospital recordaban qué habían comido hacía un mes.
E incluso los que lo recuerdan -que en su mayoría hablan de
ensaladas que podían haber contenido tomates, lechuga,
pepino y semillas germinadas- es poco probable que puedan
decir en detalle dónde habían comprado el producto o de
dónde provenía.
Aún así, las autoridades alemanas llevaron a cabo el
complejo proceso de entrevistar a los pacientes, visitar
restaurantes, supermercados y plantas de procesamiento ygranjas para ubicar al microorganismo que podrían haber
surgido en el agua, la tierra, los fertilizantes o en muchos
otros lugares.
Tal como señala el profesor Coia, "podemos imaginar lo que
ha sido llevar a cabo todo el historial de cada alimento y de
cada lugar que pudo haber estado implicado en la infección".
"Ha sido una tarea extraordinariamente grande porque
después de dos semanas es muy difícil recordar lo que
comimos, especialmente si el que tiene que recordar es un
paciente gravemente enfermo", agrega.
El domingo las autoridades alemanas nombraron a una planta
productora de semillas germinadas en el estado de Baja
Sajonia como la fuente más probable de la infección de Ecoli.
Pero las pruebas llevadas a cabo mostraron que 23 de las 40
muestras estudiadas eran negativas de E. coli.
Ciencia lenta
Los expertos afirman, sin embargo, que no sorprende que dos
semanas después de que se dio a conocer la enfermedad, no
se ha encontrado la fuente de infección.
El proceso de identificación del origen de una bacteria es tan
complejo que quizás nunca llegará a conocerse.
La peor infección de E. coli que ha surgido en el mundo,
ocurrida en Japón en 1996, llegó a afectar a cerca de 8.000
personas y aunque se sospechó que los responsables habían
sido rábanos contaminados, nunca llegó a confirmarse la
fuente de contagio.
"Lo que me sorprende es la rapidez con que las autoridades
alemanas nombraron a un responsable, en este caso los
pepinos españoles" explica a la BBC el profesor Mark
Fielder, experto en microbiología médica de la Universidad
de Kingston, Inglaterra.
"Porque en el pasado este tipo de brotes de microorganismos
nos han enseñado que puede ser sumamente difícil identificar
la fuente de una infección en un periodo corto".
"La microbiología es una ciencia muy lenta en muchos
sentidos, así que tenemos que ser muy cautelosos antes de
empezar a nombrar fuentes responsables".
Lo cierto, afirma el experto, es que este brote nos ha
alimentos que consumimos, en particular con los vegetales
que se consumen crudos.
"Esto demuestra la importancia de lavar cuidadosamente la
fruta y las verduras. Estamos muy bien entrenados en los
peligros del consumo y manejo de carne cruda y ahora
debemos también entender los peligros del consumo de
vegetales crudos".
Mientras no se conozca dónde surgió esta peligrosa bacteria,
dice el profesor Fielder, seguirá siendo una situación
preocupante para las autoridades.
"Sin duda son momentos de ansiedad y mientras no se sepa
de dónde provino este organismo y cómo entró en contacto
con nuestra cadena alimentaria tendremos una causa de
preocupación" afirma el experto.


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